jueves, 1 de abril de 2010

Metafísica. Aristóteles. 1.3-5

Una vez en este punto, se vieron precisados a caminar adelante y a entrar en nuevas indagaciones. Es indudable que toda destrucción y toda producción proceden de algún principio, ya sea único o múltiple. Pero ¿de dónde proceden estos efectos, y cuál es la causa? Porque, en verdad, el sujeto mismo no puede ser autor de sus propios cambios. Ni la madera ni el bronce, por ejemplo, son la causa que les hace mudar de estado al uno y al otro; no es la madera la que hace la cama, ni el bronce el que hace la estatua. Precisamente hay otra cosa, que es causa de la mudanza. Buscar esta otra cosa, es buscar otro principio, el principio del movimiento, como nosotros le llamamos.

Desde los comienzos, los filósofos, partidarios de la unidad de la sustancia, que tocaron esta cuestión, no se tomaron gran trabajo en resolverla. Sin embargo, algunos de los que admitían la unidad, intentaron hacerlo, pero sucumbieron, por decirlo así, bajo el peso de esta indagación. Pretenden que la unidad es inmóvil, y que no sólo nada nace ni muere en toda la naturaleza (opinión antigua y a la que todos se afiliaron), sino también que en la naturaleza es imposible otro cambio. Este último punto es peculiar de estos filósofos. Ninguno de los que admiten la unidad del todo, ha llegado a la concepción de la causa de que hablamos, excepto, quizá, Parménides, en cuanto no se contenta con la unidad, sino que, independientemente de ella, reconoce en cierta manera dos causas.

LIBRO I. Capítulo 3

El análisis explicativo de la realidad consiste en descomponer todo lo que conocemos en elementos que no puedan ser reducidos unos a otros, al menos provisionalmente, y que mediante sus distintas relaciones permitan recomponer un modelo cuya estructura y función se ajusten a lo que observamos en la realidad de la que es modelo. El concepto de causa -en el sentido de causa eficiente de Aristóteles- es parte de un modelo que constata que algunos cambios que observamos en alguna realidad no podemos reducirlos a cómo es previamente esa realidad. Lo que observamos parece mantenerse en un estado y sólo cambia si se da algo externo. No significa que ese estado sea estático ya que podemos ver que un fruto se desarrolla y madura en un árbol, pero que se pierde tras una helada intensa o la sequía. Es decir: el conocimiento común ha asumido como cierto que en ausencia de helada o sequía, el fruto se desarrolla y madura con regularidad, pero no cuando se dan esos fenómenos, y también con regularidad. Se da por cierto que hay un desarrollo que sigue sus fases y que no cambia a no ser que se dé algún fenómeno externo, y en ese caso cambia con regularidad.






Libro I

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