sábado, 20 de marzo de 2010

Metafísica. Aristóteles. 1.1-3

Mientras que los demás animales viven reducidos a las impresiones sensibles o a los recuerdos, y apenas se elevan a la experiencia, el género humano tiene, para conducirse, el arte y el razonamiento. En los hombres la experiencia proviene de la memoria. En efecto, muchos recuerdos de una misma cosa constituyen una experiencia. Pero la experiencia al parecer se asimila casi a la ciencia y al arte. Por la experiencia, progresan la ciencia y el arte en el hombre. La experiencia, dice Polus, y con razón, ha creado el arte; la inexperiencia marcha a la aventura. El arte comienza, cuando de un gran número de nociones suministradas por la experiencia, se forma una sola concepción general que se aplica a todos los casos semejantes. Saber que tal remedio ha curado a Calias atacado de tal enfermedad, que ha producido el mismo efecto en Sócrates y en muchos otros tomados individualmente, constituye la experiencia; pero saber, que tal remedio ha curado toda clase de enfermos atacados de cierta enfermedad; los flemáticos, por ejemplo, los biliosos o los calenturientos, es arte.

LIBRO I. Capítulo 1


Los niveles y etapas del conocimiento son expuestos aquí del siguiente modo: impresiones sensibles sin recuerdo, según el párrafo anterior; impresiones sensibles con recuerdo, que participan algo de la experiencia; impresiones sensibles con recuerdo y experiencia como recuerdos de una misma cosa; y todo lo anterior que genera una noción universal, válida no sólo como recuento de casos similares en un aspecto sino como correlación en al menos dos aspectos observados, que es el arte. Por encima quedaría la ciencia.

La clasificación es útil pues distingue las partes estructurales del conocimiento. En primer lugar, los meros datos observados, como que alguien estaba enfermo, que tomó tal remedio y que se curó, pero sin constatar relación ninguna entre esas tres cosas pues eso equivaldría a haber aislado primero esos datos del resto como que se llamara Calias, Sócrates, que fuera ateniense, joven o anciano y haber relacionado tomar algo estando enfermo con curarse de su enfermedad.

En segundo lugar, la correlación anotada como experiencia de que determinados individuos afectados de tal enfermedad se curaron tras tomar tal remedio. La experiencia consiste para Aristóteles en un recuento de casos similares: enfermos que se curaron, pero sin conocimiento de qué les diferenciaba de los que no se curaron, que sería lo propio del arte.

Aristóteles señala, además, un rasgo fundamental del conocimiento: el conocer y actuar de forma sistemática, frente al azar de la inexperiencia. Si algo ocurre al azar para el que no está experimentado, el que lo está es capaz de seleccionar los medios necesarios para llegar a un fin buscado sin dispersar los intentos en todos los sentidos en que son posibles. Con un ejemplo que Aristóteles pondrá en el Libro II, Capítulo 1 "¿quién no clava la flecha en una puerta?", pues se entiende que disparándola contra un objeto ancho es fácil acertar. Pero la experiencia y el arte no se limitan a lo fácil o a lo que ocurre al azar sino que pueden conseguir lo que no ocurre de forma casual sino que es difícil de conseguir para los que carecen de experiencia y arte.

Por otra parte, afirma la continuidad de experiencia y arte pues "la experiencia ha creado el arte" al formarse "una concepción general que se aplica a todos los casos semejantes" a partir de "un gran número de nociones suministradas por la experiencia". El cómo surge esa noción universal debe quedar para otra ocasión, pero es relevante hacer notar que Aristóteles afirma que lo hace a partir de muchas observaciones experimentales pues son éstas la ocasión al menos para que pueda surgir la noción universal. Las filosofías neoplatónicas y las teologías y filosofías medievales que tomaron conceptos y lenguaje aristotélicos olvidaron hacer muchas observaciones experimentales, descuidaron su importancia o creyeron que bastaba lo dicho por Aristóteles y los antiguos como si hubieran hecho ya todas las observaciones experimentales necesarias y suficientes para que otros filosofaran sobre ellas sin observar nada directamente.

Una persona de experiencia puede saber algo concreto, como que "tal remedio ha curado a Calias atacado de tal enfermedad, que ha producido el mismo efecto en Sócrates y en muchos otros tomados individualmente" sin conocer nada más. Sabe que tal remedio ha curado a unos individuos en una serie de casos pero no podría decir nada general como que todos los afectados de esa enfermedad van a resultar curados, pues se puede dar el caso de que esos individuos sanaran y otros no sanen con el mismo remedio. Es muy corriente que una persona recomiende a otra un medicamento con el que se curó pensando que la enfermedad que tiene es la misma que tuvo y que no hay ningún otro factor importante, como que tal medicamento no sea indicado para esa persona. Esa experiencia de unos casos no es capaz de curar de forma sistemática sino que puede no curar o llegar a perjudicar.



Libro I

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